Un tesoro invaluable sería el termino llano para dar un significado literario al libro que descansa sobre mi escritorio y que en su estado natural, reposa en la parte más alta de la biblioteca. No tiene que ver su presentación y el probable valor coleccionable que pueda tener pero debo resaltar que es una primera edición de 1983 aunque el valor que le confiero viene de su anterior dueño, quien firmo con ternura su nombre y año:
Lucy, 09-11-1983.
Obras Maestras del Siglo XX, figura en el tercio superior del libro con una mecanografía dorada sobre un lomo terracota. Con bordes carcomido por los años y la enfermedad. Luego, en letra mayor, su autor:
Gabriel García Márquez.
Añadiéndole grandiosidad, un subtitulo que erróneamente incluye:
Todos los cuentos.
Es probable que muchos de ustedes, queridos lectores, sientan en tan frágil pieza literaria una verdadera obra de arte y otros en cambio, un libro viejo sin más. Pero para mí, es una fortuna heredada de amor y literatura. Es aquí cuando pienso que la literatura, además de grandes historias, es un invisible puente entre la nostalgia, la memoria y la vida.
Así es queridos lectores de Nanacinder como Seix Barral y la Oveja Negra presentan muchos de los más memorables cuentos del fundador de Macondo. Nuestro amigo, el nobel Gabriel García Márquez.
“«Temo que alguien sueñe con esta habitación y me revuelva mis cosas»”
Debo confesar que he manipulado lo menos posible el libro para evitar más aun su ineludible deterioro. Me dispuse a depurar alguno de las curiosidades que tiene, como por ejemplo los veintiocho cuentos datados según el año de publicación o que El verano feliz de la señora Forbes esta titulado entre comillas. Este libro representa aquella antigua forma de imprimir libros. Un número estimado de imprenta, una localidad especifica. Impreso por la fallecida editorial Bedout en Medellín, y por el sello místico de la oveja saltarina en el círculo de Seix Barral y un tal Hans Romberg se había encargado de la portada y suponemos, de la encuadernación. En los ochentas, tan distantes al KDP de esta década.
Como siempre la elección del cuento salta como un ciervo entre los matorrales. Imaginemos este libro como una carretera entre La Rioja y Navarra. Campos verdes vertiginosos por la entrante primavera y delante de nuestros ojos, huyendo de la incertidumbre, un ciervo va saltando a largas patas hasta atravesar el asfalto y perderse nuevamente entre los montes. Una elección fugaz. Una maravilla literaria, que por suerte, rebosan de este libro.
Ojos de perro azul es un relato que la primera vez que lo leí genero algo que no consigo explicar. Porqué incluso antes de leer el cuento, su título, me transmitió algo. Algo que no conocía en aquel momento, algo llamado poesía.
Este cuento es una historia de amor onírica. Un relato basado en los sueños de los personajes que narran una simbólica relación y que solo la conjugación de esa extraña frase los puede unir en el mundo real. Un hombre habla con una mujer durante un sueño donde guardan una interacción intima, en que la mujer se desviste cuando mira el hombre, y hablan sobre sus sentamientos y sus deseos. Es allí cuando discuten la frase, ojos de perro azul, que han escogido para encontrar el uno al otro en la vida real.
“Fue entonces cuando recordé lo de siempre, cuando le dije: «Ojos de perro azul». Ella me dijo, sin retirar la mano del velador: «Eso. Ya no lo olvidaremos nunca». Salió de la órbita suspirando: «Ojos de perro azul. He escrito eso por todas partes»”
Si destacamos obras del Boom Latinoamericano, Ojos de perro azul resalta por el vanguardismo. A su publicación, rompe con las tradiciones de literatura en el pasado e incluso hoy en día pueda que se considere como un relato que no tiene un mensaje claro. Es una conversación extraña entre un hombre y una mujer que inicia en medio de una escena poco esclarecedora pero muy figurativa. Me atrevo a llamarle, una obra impresionista que no menciona que se relata en medio de un sueño hasta evolucionado ya el cuento. Tampoco se narra de una manera lineal; ya que empieza en el presente, salta a la vida de la mujer en el pasado, y después vuelve a hablar sobre el momento actual.
Los ojos de perro azul, que aparecen de forma recurrente en los sueños y pensamientos del protagonista, se convierten en un símbolo de soledad y aislamiento en un estado de incomprensión dentro de una atmósfera onírica y surrealista a través del uso de distintos elementos físicos como la distorsión temporal, los escenarios ilógicos y las descripciones vívidas y sensoriales creadas por Gabriel. Esta atmósfera contribuye a crear una sensación de desasosiego y extrañeza en el lector, reflejando la perturbación del protagonista.
“Yo veía, frente a mí, la pared lisa, que era como otro espejo ciego, donde yo no la veía a ella -sentada a mis espaldas-, pero imaginándola dónde estaría si en lugar de la pared hubiera sido puesto un espejo. «Te veo»”
No sería extraño que la primera lectura a este cuento dejara una opinión de absurdísimo y falta de sentido. Sin embargo, el misterio de los ojos de perro azul no se resuelve y ni siquiera se ofrece una explicación clara sobre el protagonista, un hombre que sueña con una mujer y espera encontrarla en la realidad. De esta manera, Márquez invita al lector a reflexionar sobre aquello que nunca ha sucedido pero también formula una serie de dudas, basada en la irreverencia del amor dentro del subconsciente y la posibilidad de encontrar unos ojos de perro azul en el misticismo de un ingenioso y reconocido, realismo mágico.
“Su vida estaba dedicada a encontrarme en la realidad, al través de esa frase identificadora. «Ojos de perro azul»”
Con permiso del lector, interpongo una opinión personal y casi sacada de contexto con respecto a este cuento. Esa relación onírica, en principio fundamentada por la atracción humana, la traslado a la idea de que el escritor busca en su subconsciente el encuentro real con lo que desea escribir. Es decir, el deseo del escritor de encontrar en su introspección la musa de la literatura y plasmar en todos los medios, reales y mágicos, la búsqueda constante de la creatividad. Pero por supuesto, más que una reseña, es más bien una idea que me gusta pensar, como dije en la introducción, Ojos de perro azul se me hace poesía solo al leer aquella oración y es probable, que su interpretación personal se vea sesgada por la necesidad de buscar en un relato surrealista un existencialismo estructurado en el arte de la creación literaria.
Esperando con ansías el próximo cuento.
Hasta pronto, Henri E. Tomé.
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