Hace ya bastantes años, en un reino más
allá de la mar vivía una niña que podéis conocer
con el nombre de Annabel Lee. Esa niña
vivía sin ningún otro pensamiento que
amarme y ser amada por mí.
Yo era un niño y ella era una niña en ese
reino más allá de la mar; pero Annabel Lee
y yo nos amábamos con un amor que era más
que el amor; un amor tan poderoso que los
serafines del cielo nos envidiaban, a ella y a mí.
Y esa fue la razón por la cual, hace ya bastante
tiempo, en ese reino más allá de la mar
un soplo descendió de una nube, y heló a mi
bella Annabel Lee; de suerte que sus padres
vinieron y se la llevaron lejos de mí para encerrarla
en un sepulcro, en ese reino más allá de
la mar.
Los ángeles que en el cielo no se sentían ni
la mitad de lo felices que éramos nosotros, nos
envidiaban nuestra alegría a ella y a mí. He ahí
porque (como cada uno lo sabe en ese reino
más allá de la mar) un soplo descendió desde
la noche de una nube, helando a mi Annabel
Lee.
Pero nuestro amor era más fuerte que el
amor de aquellos que nos aventajan en edad
y en saber, y ni los ángeles del cielo ni los demonios
de los abismos de la mar podrán separar
jamás mi alma del alma de la bella Annabel
Lee.
Porque la luna jamás resplandece sin traerme
recuerdos de la bella Annabel Lee; y cuando
las estrellas se levantan, creo ver brillar los
ojos de la bella Annabel Lee; y así paso largas
noches tendido al lado de mi querida,—mi
querida, mi vida y mi compañera,—que
está acostada en su sepulcro más allá de la mar,
en su tumba, al borde de la mar quejumbrosa.
Originalmente publicado en 1849, se cree que esta melancolica historia de amor es una evocación de Poe a la muerte de su esposa, Virginia, en 1847. El poema, nos presenta una historia de amor infantil y trágico, en el que el narrador culpa al cielo y a los angel de la muerte de su amor. Ahí que hacer enfasis de que la muerte de una mujer bella y joven es un tema recurrente en la obra de Poe. Es uno de los trabajos más conocidos de Poe y de los más melancolicos. La idea infantil de culpar a los angeles celosos de amor, por la muerte de su amada, resulta una idea casi infantil, como el propio amor del narrador por Annabel Lee y probablemente, refleja el hecho de que Poe nunca haya acabado de aceptar la muerte de Virginia.
Sin embargo, en el final del poema, el narrador asegura de que ni la muerte conseguirá separar sus almas ni tampoc los celos de los angeles, como sí tuviese la certeza de que en algún momento, volvería a juntarse con su amada, bien sea Annabel o Virginia.
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