Los libros de fantasía son una especie difícil de adiestrar. La creación literaria fantástica implica el uso del génesis de nuevos mundos. Ante la imaginación, las vertientes del desarrollo de este género son infinitas y eso, por muy irónico que suene puede conllevar a la dificultad para encontrar un espacio en las estanterías de la sección de Fantasía, Fantasía Juvenil… y que pueda resaltar ante los ojos de los lectores.
Los lectores del género de Fantasía esperan de estas historias: viajes trepidantes, mundos siderales y personajes extraordinarios. La estructura literaria implica el desarrollo de un personaje que lucha contra alguna injusticia (con desventaja ante sus enemigos) y tiene que tirar de compañeros de viaje, poderes mágicos y artimañas sorpresas para poder vencer aquello que les atormenta. Al menos así, son escritas las buenas historias de fantasía.
Me llamó la atención ver que Nanacinder, tras su pasado como revista del psiquiátrico de Bárbula, en el cual, curiosamente trabajo mi padre de celador del pabellón de agudos (en los años 50) estaba renaciendo como un proyecto editorial, así que indague en su biblioteca y me encontré con El Tren de los Deseos, de Javier De Franca.
El libro lo obtuve en versión tapa dura en Amazon. También estaba disponible una versión de bolsillo y la acostumbrada versión e-book de Kindle.
Me pareció idóneo la sinopsis de la editorial y convencida de que aquella historia me mantendría distraída de las largas horas de vuelo que tendría que hacer esa semana.
El Tren de los Deseos narra la historia de Abril y su aventura para volver a encontrar a su hermano, Sebas, quien fue llamado a luchar en una guerra. Por su puesto, el tren de los deseos forma parte de esta historia, porque así como los capítulos del libro son en su mayoría, el viaje entre cada estación de los distintos mundos que vamos a ir explorando, el Tren es quien transporta a Abril en su aventura, un Tren que como cualquier otro que avanza a una gran velocidad pero se detiene bruscamente en un segundo, frente al andén de una nueva aventura.
“La gente se ha vuelto loca –dijo su madre–. ¿Quién en este mundo necesita treinta latas de sardinas?
Un hombre tiburón, pensó Abril”
Una carta del gobierno da pie al primer capítulo, cuyos personajes se enteran de que una terrible guerra había comenzado entre El País de las Olas y El País de los Meridianos. Era cosa de adultos, nos tranquiliza Abril con su inocencia. Pero una guerra, que sí, que es culpa de los adultos, nos afecta a todos, incluido a los niños, por desgracia. Fue asi como Abril se enfrenta a la incertidumbre en su vida, con su familia, en su colegio, con sus amigos hasta que… Sebas, su hermano, el estudioso, le llaman para alistarse. La familia sufre y queda desconcertada ante el futuro que le espera al hijo mayor de la familia. Solo el Tio Xisco está orgulloso de que su sobrino defienda los ideales de su nación.
Pasan los dias en la guerra y las noches en aquel hogar roto se van haciendo más largas. Las cartas de Sebas comienzan a distanciarse y del campo de batalla solo llegan malas noticias. El abuelo de Abril había dejado de hablar tras la partida. Se ha quedado mudo de tristeza, pensé yo con lágrimas. De hecho tuve que detener la lectura. Me encontraba viajando hacia Florida por otro tema de trabajo. Pero lejos de la historia de Abril, veía en las noticias lo que ocurría en los países, los países de mi mundo. Fue allí donde entendí al Abuelo y necesitaba distraerme de la absurda realidad, la realidad de los adultos, como diría Abril.
La acompañe en su viaje. Fue fantástico ver como encontró la primera estación del tren de los deseos. Pero eso, les invito a que lo averigüen ustedes. Animales fantásticos habitan los diferentes mundos por donde el tren de los deseos debe detenerse a recoger pasajeros. Son algunos de eso animales (gatos parlanchines, cocodrilos aventureros, osos valientes) quienes le echan una mano a Abril para alcanzar su objetivo, pero por supuesto, el viaje de una niña por mundos fantásticos no sería nada fácil. Un terrible funcionario del tren le persigue hasta aterrorizarnos con las batallas por diferentes bosques húmedos. La aparición de los Dioses de cada mundo hacen de la historia una constelación de nuevas vertientes que estoy segura, Javier De Franca volverá a abrir en nuevas historias.
“Un Dios no puede domar el viento y una niña no puede parar una guerra”
El Tren de los Deseos es una historia basada en la esperanza y la nostalgia, ante una desosegada realidad que viven los humanos. Todos queremos, alguna vez, ser pasajeros de aquel tren, que solo con soñar, nos acerque a nuestros más queridos deseos. La vida es injusta, cruel y muchas veces, terrible. Javier De Franca hace de esa descripción una contra hipótesis completamente fundamentada en la inocencia de una niña que es capaz de todo, solo porque lo desea. Son los sueños las olas que arrastran hasta la orilla, la alegría de vivir haciendo lo que queremos y sobre todo encontrar en la familia y los amigos un motivo por el cual vale la pena luchar, recorrer mundos inexplorados y hasta luchar con terribles monstruos feroces.
Es un suculento libro en cuanto a contenido. Tiene más de 350 páginas y treinta capítulos bien segmentados, por lo que hace que sea una lectura amena. Para un joven lector le vendrá bien aprender el habito de la lectura con este libro. Para nosotros, los un poco mas experimentados, agradecemos la habilidad de estructurar tan poderosa narrativa en este libro. La portada es llamativa. Un poderoso tren amenaza con arrollarnos en medio del bosque. Es imposible no engancharse. Nanacinder edita con detalles sutiles que hacen del libro una gran presentación con una letra muy cómoda para leer (Incluso en el avión de Bilbao a Miami).
Me despido con esta breve reseña. Espero que Nanacinder cuente conmigo para una próxima recomendación.
Hasta la próxima, frutas tropicales.
Eva F. Vasquet