La canción del Cuco de Frances Hardinge es una de esas joyas que encuentras cuando no la esperas. Para comprarar la novela con alguna otra, la podría de frente de Coraline de Neil Gaiman. Ambas poseen un estilo difícil de definir entre el joven adulto, la novela juvenil e incluso, lo infantil, pero cargado con una atmósfera oscura, como si algo siniestro esperase tras cada página.
El primer capítulo de La canción del Cuco inicia la historia de manera sublime; nos presentan de entrada a Triss, nuestra protagonista, una niña de once años que despierta con un dolor sofocante de cabeza, aturdida, apenas sabe quien es, deliria y poco a poco recuerdos difusos aterrizaban en su cabeza.
La historia se sitúa en Inglaterra, pocos años después de la primera guerra mundial. Los Crescent son una familia acomodada. Perdieron a su hijo mayor en la guerra; Triss (la del medio) es enfermiza y necesita cuidados constantes. Luego está Pen, la menor, tiene seis años y da la sensación de que sus padres han desistido en la tarea de educarla. Pen odia a Triss, incluso, parece tenerle un miedo terrible y ni quisiera Triss entiende porque. Sus padres, muestran una clara preferencia hacía Triss, como sí dejar de cuidarla un solo segundo, acabaría con su vida. Y Pen, bueno, a las suyas…
Tras despertar, Triss observa el mundo como sí fuera un lugar nuevo. ¿Quién es ella? ¿Quienes son sus padres? ¿Porque la pequeña Pen la odia y le teme tanto? ¿Por qué la llama monstruo? Triss no reconoce su propia casa, su cuarto, es un lugar desconocido. Se cayó al río, un accidente, no recuerda nada… o acaso, ¿Hay algo más? Las muñecas de porcelana hablan, gritan y no se callan por nada.
Cuando Triss despierta después de un accidente, sabe que le ha pasado algo extraño y terrible. Tiene un apetito voraz e insaciable, se despierta a menudo con el pelo lleno de hojas y su hermana le tiene miedo. Y cuando ya no puede más y se echa a llorar, las lágrimas son como telarañas... Intenta recordar qué le pasó, pero alguien parece haber arrancado sus recuerdos. Lo que le sucede es más terrible de lo que imagina y le llevará a embarcarse en un viaje en el que conocerá a un enigmático arquitecto con oscuros designios para su familia.
Aunque para muchos, la canción del Cuco es el mejor libro de Frances Hardinge, mucho considera que aquel reconocimiento se lo lleva su otra obra ilustra, El árbol de las mentiras.
El thriller y la fantasía se entremezclan de forma natural en las páginas de La canción del Cuco, como sí nada fuera realmente lo que parece, Hardinge pone el mundo de cabeza y lo endereza a su manera. Los villanos de la historia tienen un aire siniestro que inquieta. También está el señor Grace, un personaje tan amigable al inicio, tan odiable después y con motivaciones que te perturbarán en lo que para mi, fue una escena que pone los pelos de punta.
De las tantas cosas a destacar, los personajes femeninos son uno de los puntos más fuertes de la novela. El dinamismo entre Triss y Pen cuando comparten escena, una actuando como voz de la razón y la otra sumida en sus ocurrencias. Y luego, está Violeta. Alguien que según los padres de las niñas Crescent, vive la buena vida, es una vaga, no trabaja, se junta con el bajo mundo y desperdicia el día entero en andando de un lado al otro en su motocicleta, pero claro, que esto no es así y la pregunta es, ¿Porque Violeta no puede quedarse quieta en un solo lugar? ¿Y por qué… por qué pareciera que el invierno la persigue?
Y por supuesto, las preguntas que he soltado, no seré yo quien las responda…